Foto: Olé |
El transcurso de los 90 minutos nos dejó disfrutando. ¿Hace cuánto que no pasaba esto? Un técnico sobrio pero enfático en sus conceptos, un caudillo en la zaga que ordena y se hace respetar, un tándem en el mediocampo equilibrado entre la garra y el criterio, un adolescente que jugó como si tuviese años en primera, un oriundo del área intratable en su hábitat natural. Racing se llevó por delante a su rival de turno. Pero el contexto no deja de hacer aún más grande la hazaña, se jugó contra el adversario de toda la vida, ese que en el último par de décadas viene siendo esquivo. Y se ganó con total autoridad. Con una personalidad que no se veía desde hacía mucho tiempo. Pero, ¿qué es personalidad?
Personalidad es jugar como si se estuviese en el potrero, lugar de los eruditos de la viveza, donde gana el más guapo y el temperamento es una condición para adquirir grandeza. Es estar con los dientes apretados durante la absoluta duración del partido, sin dar pelota por perdida. Es gritar y ordenar con el imperativo de ayudar al propio elenco de gladiadores, sabiendo que hay un objetivo en conjunto. Y Racing tuvo todo esto; en las tenaces voces de Saja y Ortíz, en las incasables piernas de Pelletieri y Hauche, en la tranquilidad de Villar y Camoranesi para hacer la pausa, en la valentía del pibe Centurión para gambetear al oponente que se le cruce. Entonces, ¿Racing está para campeón? Existen congruencias con el último plantel que logró un torneo, allá por el 2001. Desde que en la recta inicial se jugó un partido de vital importancia con Independiente, la rápida adaptación que muestra un plantel renovado desde el vamos, hasta la mística que de a poco empieza aflorar y los hinchas empezamos a percibir. El camino es acotado y frenético, lleno de posibles infortunios (como el del último domingo sufrido por Saja), plagado de batallas que pondrán a prueba el físico y la mentalidad de los jugadores. Sería apresurado candidatear a un equipo en formación, con tan solo 4 partidos oficiales en su haber. Lo que sí podemos vislumbrar de este equipo, es que tiene personalidad, tiene hambre de gloria, nos hacen sentir orgullosos a los hinchas de Racing. Y eso es impagable. Gracias cuerpo técnico y jugadores. Gracias Racing.
Manuel Fernández Lemos
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