(Saúl
Gherscovici) El análisis del torneo que jugó este Racing de Basile se hace solo
porque alcanza con mirar los puntos
(solo 19) y con recordar que, a diferencia del último en el que se disputó con
Russo como DT, en el que también hubieron 10 derrotas, en este caso la Academia
no mereció ganar ningún partido más que aquellos en los que, efectivamente,
consiguió los 3 puntos.
Lo que sí
es muy difícil explicar cómo un plantel, en teoría , tan rico puede cosechar
tan poco en la cancha. Es complicado entender
por qué, año a año, Racing se va
deglutiendo técnicos de prestigio y jugadores de buen andar en otros equipos
pero que, cuando llegan al nuestro, nos ofrecen un triste espectáculo y peor
desempeño.
Este equipo
que ilusionó a miles de hinchas, porque al buen
andar que se consiguió con Simeone se agregaba la “magia” y el encanto
del Coco Basile, terminó siendo uno de los peores del torneo, solo abajo
nuestro, hay que decirlo con dolor, se ubica Banfield (estamos hablando de lo
que ofreció en cancha no en puntos o
promedio), que encima nos ganó.
Basile se
fue, al igual que Teo y Yacob,
Giovanni Moreno nunca volvió a
ser quien fue, y Zubeldía llegó con la obligación de remontar una cuesta
demasiada empinada porque, en la cancha, no se reflejaba otra cosa que lo que
–evidentemente- pasaba en el vestuario, donde cada uno tiraba por su lado y muy
pocos anteponían a Racing y a su teórico profesionalismo.
Zubeldía no
pudo, en los números, remontar el desbarranco, como máximo detuvo la caída al vacío
y sentó las bases para un mejor equipo y torneo; cosa que no es poca por
la situación en la que se estaba, pero
que es magra, en función de lo que todos soñábamos, a partir de hechos
concretos, de que Racing iba a ser campeón, o al menos pelear hasta el final.
A Zubeldía
no le tembló el pulso relegar a Toranzo, Hauche, Licht, y al propio Moreno y de entrada comenzó a
trabajar, con lo que tenía pero pensando en el futuro. A partir de entender que
el equipo había que construirla a partir
de la solidez se apoyó en Saja y Pelletieri, y comenzó a darle a Zuculini y Viola el lugar que se merecían, luego
agregó a Fariña, sobre el final probó
con Centurión y logró recuperar a Pillud y cuando parecía que hacía lo propio
con Cáceres, el paraguayo se condenó solo.
Ante este
panorama, hay que decir que Simeone no estaba muy errado cuando hacía jugar a
Racing de una manera que, varios reprocharon, por momentos con razón y otros
con ensañamiento, porque en la Academia lo supo el Cholo, lo vio Zubeldía y
ahora lo notan todos, se confirmó que no todo lo que reluce es oro.
Zubeldía es
un abanderado de la “prepotencia del trabajo” y a partir de ahí, con esta base
de puñados de nombres, y acertando los refuerzos, que no deberán ser estrellas
sino laburantes, Racing podrá tener un equipo para plantar con fuerza y ganas
en la cancha.
Racing podrá tener un equipo para plantar con fuerza y ganas en la cancha
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