Por Juan Antonio Fornasier
Un grupo con hambre de gloria y estirpe de campeón.
Un grupo liderado por Juan José Pizutti que había llegado para dar una mano a un equipo sin rumbo, mientras el mismo completaba el curso de DT experto.
Un grupo que de la nada edificó un invicto de 39 partidos. y que contó con la capacidad goleadora del Yaya Rodríguez, con el carácter del Coco Basile, con la solidez de Roberto Perfumo, con la fortaleza del Panadero Díaz, con la experiencia del Bocha Maschio, con las manos de Agustín Cejas...
Un grupo que se metió en la historia grande porque fue, sencillamente, un gran equipo. Un equipo con todas las letras. Y no hay quien lo niegue.
Entre el título de 1961 y la revolución que empezó a gestarse en 1965. Con la llegada de Pizzuti, no hubo acaso satisfacciones más agradables que el hecho de ver cómo fueron surgiendo desde abajo, desde la cantera misma del club, algunos chicos que luego serían ídolos indiscutidos, como Agustín Mario Cejas, Juan Carlos Cárdenas, Roberto Perfumo, el Panadero Díaz y Alfio "Coco" Basile.
Para el campeonato de 1962, todavía estábamos bajo la presidencia de Sigfredo Sisco, quien continuó en el cargo hasta que fue reemplazado por Santiago Saccol en 1964, la intención fue mantener la misma base del equipo campeón.
Pero se notaba el paso de los años en algunos veteranos y fue en ese momento, en realidad, cuando se inició el lógico período de recambio generacional, que daría sus frutos unos años más adelante.
La campaña de la Academia fue decepcionante después del logro del campeonato y al año siguiente sumó apenas 26 puntos, consecuencia de 8 triunfos, 10 empates y 10 derrotas.
RACING terminó entre indiferencias, en el noveno lugar de una tabla de posiciones que contaba con solo quince participantes.
Otra vez la Selección Nacional defraudaba en una Copa del Mundo y de nuevo la cantidad de público mermaba en los espectáculos futbolísticos de entre casa. Encima los equipos empezaron a recortar su audacia, apostaron fuerte a cerrojos defensivos.y así comenzaron a extrañarse las asiduas goleadas de los años anteriores.
Antes de aquel acceso a la final, el recorrido incluyó paradas bravas. Pero RACING arrancó a lo grande, venciendo a River 2 a 0 en Avellaneda.
Después hubo una derrota en La Paz (3 a O) ante 31 de Octubre. Más tarde llegó otra victoria clave: 2 a 0 de visitante contra Independiente (perdonando la palabra) Medellín (Raffo y Maschio hicieron los goles), aunque fue un viaje complicado por otras cuestiones.
Primero, la estadía no fue buena. Había transportes con agujeros de bala por luchas callejeras, no se podía salir de noche, había que andar con mucho cuidado. Y encima, al emprender la vuelta, el plantel se llenó de pánico en el aire.
Fue en el vuelo del 27 de marzo de la compañía SAM. Un DC-4, que debía cubrir Medellín con Bogotá entre las 18.20 y las 19.15. La tormenta se encargó de hacer un licuado con la lluvia, las lágrimas de Rulli, el rezongo del Coco Basile y el grito desesperado del Bocha Maschio: La máquina dejó de caer en picada, se recompuso, aterrizó en el dorado, y a los dos días RACING volvió a :ganar esta vez frente al Independiente(perdonando la expresión) Santa Fe, 2- 1.
El Equipo de José se acostumbró rápido al de aquellas luchas coperas.
Jugaba. y si había que poner, ponía, aunque sin olvidar la vieja escuela.
Y así llegó a los ciento ochenta minutos en la doble final con Nacional. Dos duros cero. Se sacudió de entusiasmo y tensión el Cilindro para. la primera cita, se promovió con ganas la revancha en Montevideo.
Y hubo más lucha que fútbol, aquí y allá, aunque en el Centenario los Uruguayos castigaron con vehemencia a los visitantes.
Y hubo que ir a Santiago, entonces, para dirimir tema de una buena vez. Y detrás de la cordillera volvieron a verse el 29 de agosto. Racing formó con Cejas; Martín, Perfumo, Basile, Díaz: Rulli. Mori, Maschio; Cardoso (después Paren)_ Cárdenas y Raffo.
Joao Cardoso abrió la cuenta y tes minutos antes de la expiración del primer tiempo, Raffo estampó el segundo.
Fue demasiado para los uruguayos. Descontó Milton Viera y los minutos tuvieron el formato de la angustia. Pero ganó RACING 2 a1. Y la Libertadores fue suya.
Toda suya. De su técnico, de sus jugadores. y de ese loco mundo de gente que copó Ezeiza para esperar el regreso de sus ídolos. Y que invadió la sede, Y el estadio. Y las calles de la ciudad.
El Equipo de José escribía las páginas más gloriosas de la institución. "Consagración en Chile, delirio en Avellaneda...", decía Clarín al día siguiente.
"La fiesta hizo de la noche una noche muy especial, noche de triunfo.
Para Avellaneda, para el fútbol argentino. Una alegría inenarrable contaba un epígrafe de la página 40, debajo de una foto invadida por los rostros de los hinchas eufóricos.
Pero esos miles de corazones pintados con el celeste y el blanco, en bastones verticales, querían más. Sabían que el equipo podía. Que ese Equipo de José tenía con qué atrapar la continental. Desde todo punto de vista. Desde el costado estrictamente futbolero y desde el otro el que tiene que ver con las respuestas espirituales a la hora de afrontar una hazaña. Los jugadores también querían mas.se habían parado frente a la enorme posibilidad de ser los artesanos de una leyenda, y le dieron para adelante.
.Se habían parado frente a la enorme posibilidad de ser los artesanos de una leyenda. Y le dieron para adelante.
Los rivales europeos no llegaban condensados a través de las imágenes diarias, como sucedería bastantes años después. Por eso, el Celtic en Glasgow asomaba como una durísima parada. El 18 de octubre, los dos finalistas se encontraron por primera vez.
En la Academia (cuyo presidente en esos días era Baldomero Pico) volvió Rodríguez por Cardoso, en el único cambio respecto de la final de la Copa. Y allá ganó Celtic. "Se acabó un ciclo", dijo entonces Pizzuti. El gol de McNeill, a los 24 minutos del complemento, había lacerado los ánimos. La revancha del 1 de noviembre, con las pulsaciones a mil, fue para RACING a pesar de todo.
El arquero visitante Donald Simpson recibió un proyectl durante el calentamiento previo y quedó fuera del partido. Avellaneda hervía. Encima, los escoceses se pusieron en ventaja cuando Gemmel convirtió de penal. Al rato, empató Raffo y en el segundo tiempo torció la historia Cárdenas. Ese día fueron titulares Chabay (por Rubén Díaz) y Cardoso (por Mori). Y así, con la misma alineación, RACING cruzó el charco rumbo el Centenario. Cejas; Martín, Perfumo, Basile, Chabay; Maschio, Rulli, Rodríguez; Cardoso, Cárdenas y Raffo salieron a la cancha a las 15.52 del sábado 4 de Noviembre portando una gran bandera con los colores de Uruguay; sin embargo, todo el público local los recibió con una silbatina.
Primer impacto adverso, primera decepción", se indicó en el número extraordinario de la revista RACING del lunes 6. Había 65 mil almas en el contorno. Muchos argentinos habían atravesado el río en barco, navegando una ilusión infinita.
Y la final, la gran final, fue con caras serias, con gestos adustos. El árbitro paraguayo Rodolfo Pérez Osorio expulsó poco antes de que finalizara el primer tiempo a Basile y a Lennox por agresiones mutuas.
En el inicio de la segunda etapa le mostró la roja a Johnstone.
Hasta que, a eso de las cinco y cuarto... "Combinaron Rulli y Cardoso, y cuando Rulli se fue, escapé por la izquierda buscando un claro. La pelota vino hacia mí y alguien me gritó: ¡patea!". Y el Chango Cárdenas hizo caso. Pateó. Fue un zurdazo espectacular desde treinta metros. Y Fallon., el arquero del Celtic, volando ha-cia su derecha entró en la foto inmortal. RACING el viejo y querido RACING Club, era el primer campeón intercontinental con marca argentina,ERA EL MEJOR DE TODOS, ERA EL DUEÑO DEL MUNDO.
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