Por Juan Antonio Fornasier
Este espacio está preparando una serie de anécdotas de Racing y su
entorno de todas las épocas, la mayoría inéditas y por lo tanto desconocidas
para el gran público.
Estas entregas en principio serán semanales y estarán ilustradas con imágenes
de la época o alusivas. Hoy comenzaremos con las cuatro primeras anécdotas: (para coleccionar)
EPOCA AMATEUR:
JUAN N. PERINETTI: Fue un puntero derecho habilidoso y veloz, una
característica para el puesto en los primeros años del amateurismo. Le decían
el Llorón por su carácter sentimental, cada vez que perdía Racing el crack
derramaba lágrimas. Amaba el Club y lo demostraba. Falleció el 31 de Julio de
1957 cuando Racing ya era un club muy diferente al de las épocas primeras pero
el seguía siendo una bandera del pasado. Obtuvo 7 títulos en el amateurismo.
Fue campeón en Primera entre 1913 y 1919 en la mejor racha de títulos del fútbol
Argentino. 16 partidos jugó en la Selección Argentina. Debutó el 18 de julio de
1915 contra Uruguay (3-2). El último encuentro lo jugó el 7 de setiembre de
1919también contra Uruguay (1-2).
La carrera de Natalio
Perinetti transcurrió
entre 1917 y 1934. Su fútbol, trayectoria y anécdotas le hicieron un nombre en
el olimpo del fútbol argentino.
Nació con el
siglo, el 28 de diciembre de 1900. Su cuna fue Remedios de Escalada, el último
pueblo que dividía al campo con la ciudad. Tierra de ferrocarriles, aún
británicos.
Su hermano mayor,
Juan Nelusco, fue figura en el Racing que ganó todo entre 1913 y 1921. Natalio
llegó a Avellaneda en 1915. Se encontró con otro pibe con el cual iban a hacer
historia. Se llamaba Pedro Ochoa.
Ambos fueron
socios en una sociedad que duró quince años. Natalio, wing derecho pegado a la
raya. Ochoa, un dechado de virtudes. Un gambeteador impiadoso.
Perinetti fue el
clásico wing derecho de habilidad y desborde. Su especialidad eran los centros.
Fue el primero en lanzarlos a la carrera y de pala. Hundía el pié en la pelota
levantándolo con fuerza, haciendo la pantomima de una palada.
De escaso físico
(1,65 de altura y 60 kilos), fue un maestro en el arte de hacer malabarismo
sobre la raya derecha. Cultor de la calesita. Las crónicas de época señalan una
extraña particularidad en su juego: solía detenerse bruscamente, esconder la
pelota y arrancar con carreritas cortadas.
Sus particulares pantalones,
siempre por debajo de sus rodillas, le valieron el mote de Pantalonazo.
Wing derecho de excepción. En la foto,
posando en la previa de un clásico frente a Independiente. Año 1929. Genio y
figura. Junto a Oreste Corbatta, otro número 7, los máximos mitos en la
historia del Racing Club.
Desde su debut en
1917, marcó un tiempo en el fútbol argentino. Perinetti fue el primero de una
larga saga de números 7 para el recuerdo. No sólo por su clase, sino por su
singularidad.
Ídolo en Racing,
pero se dio el gusto de jugar para los equipos de su zona. En 1923 jugó unos
partidos para Temperley, y en 1924 para Talleres de Escalada. En ambos casos,
en segunda división.
El peinado
siempre perfecto, una raya al medio milimétrica. Perinetti tenía pinta de
dandy. Le trajo complicaciones. Los hinchas le gritaban y los rivales lo
buscaban. Su carácter lo traicionó seguido. Ahí nació otro apodo: La
Loca.
PERINETTI Y OCHOA DOS GRANDES |
Fue la insignia
de la Academia en los años veinte. El equipo jugaba muy bien, pero gambeteaba a
la vuelta olímpica. Aquella década fue marcada por la visita de los equipos
europeos.
En 1927 llegó el
Real Madrid a la Argentina. Antelos merengues, Perinetti jugó un gran partido. Santiago
Bernabeu, delegado del club español en la gira, se impresionó
por el wing de los centros llovidos.
Al año siguiente
se realizaron los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. Natalio fue parte de la
delegación que logró la medalla de plata.
Bernabeu viajó a
Holanda especialmente a contratar al petiso. Perinetti le dijo no al Real
Madrid. No podía dejar su trabajo en una empresa de importaciones.
Pasados los años,
Bernabeu declaró que Natalio fue el único futbolista que no pudo convencer para
jugar en el Real Madrid. Ambos mantuvieron una larga amistad, regada con
decenas de cartas.
El paso de los
años volvió mañoso a Natalio. Sus compañeros se reían de sus nervios.
ANÉCDOTA
1:
Una tarde de 1930 decidieron hacerle una
broma terrible: no pasarle la pelota
El rival era Estudiantes de La Plata, en
su cancha de 1 y 57. Los jugadores de Racing amagaban el pase a la
derecha, pero abrían hacia la izquierda. Pasaban los minutos y la calentura de
Natalio iba en ascenso. A la medía hora ya era un volcán en erupción. Invocaba
su condición de capitán, pero seguía sin recibir juego.
Faltando un minuto para que terminara la
etapa inicial, Perinetti se paró en el círculo central. Desde allí insultó a
todo lo que pasaba alrededor. Un espectáculo increíble.
Ochoa se apiadó de la
situación, y entre risas le pasó la pelota. De espaldas al arco rival, La Loca se
dio vuelta y le pegó un voleo
impresionante, con ganas de mandarla al mismo bosque. Pasó lo inaudito: la
colgó de un ángulo. Golazo. Refunfuñando se fue de la cancha y no salió a jugar
el segundo tiempo.
Formó parte del
equipo que disputó la primera Copa del Mundo. Jugó el partido inicial ante
Francia. Su lugar lo ocupó el joven Carlos Desiderio Peucelle.
Veterano,
Perinetti ingresó en el profesionalismo. En su primer partido oficialmente
rentado fue partícipe de un hecho irrepetible.
ANÉCDOTA
2:
El martes 4 de junio de 1931, Racing
recibió a Platense en Avellaneda. Un partido tranquilo, promediando el segundo
tiempo, los locales goleaban 5 a 0. Hasta que sucedió lo inesperado.
A los 24 minutos del segundo tiempo, con
la pelota en campo calamar, Fernando Paternoster y Juan Pompey, jugadores de La Academia, se golpearon
ante la mirada de todos.
El árbitro Lorenzo Martínez no supo como
reaccionar. Eran futbolistas de trayectoria y personalidad. Perinetti,
capitán del equipo, se acercó a Pompey y lo echó del partido por conducta
antideportiva.
Días
después, los protagonistas debían reunirse en la sede de Mitre 934. Pompey era
conocido como “Sargento Caramalo”
por su carácter. Perinetti fue con algún resquemor, pero el mismo Pompey lo
felicitó por ejercer valientemente su capitanía.
A comienzos de los treinta, formó parte
de una delantera maravillosa junto al tucumano Alberto
Fassora, Alfredo Devincenzi, Vicente
Del Giúdice y Antonio
Bugueyro.
En 1934 Natalio
tuvo un conflicto con la dirigencia encabezada por el cirujano Ernesto Malbec,
ex compañero suyo en los años veinte. Racing, después de 17 temporadas, lo dejó
libre.
En su plenitud,
Bernabeu no pudo llevarlo al Real Madrid, pero Antonio Liberti lo convenció de
jugar en River Plate.
Con la banda roja
debutó el 8 de julio. Triunfo 2
a 0 ante Gimnasia La Plata.
ANÉCDOTA
3:
El 20 de agosto debían jugar River y
Racing. Perinetti no quería enfrentar al club que le dio todo. Envió un
telegrama a la sede riverplatense pidiendo no ser alineado. Desde el club le
devolvieron otro lleno de pragmatismo: “usted es profesional y debe jugar”.
No pudo negarse. Salió a la cancha y
enfrentó a Racing. Vistió la camisa riverplatense; pero debajo de la
misma, tenía la vieja camiseta blanca y celeste. Genio y figura.
ANÉCDOTA 4:
Falleció el viernes 24 de mayo de 1985.
Al día siguiente, Racing enfrentó a Quilmes en cancha de Vélez. Diluviaba.
Antes del comienzo del partido, el árbitro pidió el minuto de silencio en su
memoria. Increíblemente, antes de comenzar la segunda etapa, se realizó otro
minuto de silencio.
Campeón de 1917, 1918, 1919, 1920, 1921,
1925. Obtuvola Copa BeccarVarela 1932 y Competencia 1933.
Fue un error, pero Natalio Perinetti mereció
ese homenaje como pocos en la historia del Racing Club.
Ah y para los que decían que los futbolistas de antes eran lentos este señor hacía los 100 metros en 11 segundos.
Ah y para los que decían que los futbolistas de antes eran lentos este señor hacía los 100 metros en 11 segundos.
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