EL DIARIO INTIMO DE UN LOCO "ORESTES OSMAR CORBATTA" NUESTRO IDOLO

Algunas de las razones por la cual lo llamaban Loco era por sus andanzas y por su forma de ser. Aquí se citan algunas anécdotas al respecto, algunas de ellas ya citadas en el atículo.
  • A Corbatta solían llamarlo “Orestes Omar” pero en su partida de nacimiento decía: “Oreste Osmar”.
  • En el que decían que iba a ser debut, un amistoso con Quilmes, llenó la cancha por todo lo que se decía de él. Y ese día no jugó.
  • El 26 de octubre de 1958 Racing visitaba a Estudiantes mientras en el Vaticano elegían al sucesor del Papa Pío XII, que había fallecido el 8 de ese mes. Durante el segundo tiempo, el público empezó a gritar: “La hinchada se estremece, Corbatta Pío XIII”.
  • Era el cumpleaños de Márquez Sosa y Corbatta le dijo “Te voy a dejar dos goles de regalo”. Y parece que hacía lo que quería porque con un par de desbordes por derecha le hizo hacer dos goles a Sosa. Genio y amigo.
  • En un clásico contra Independiente, Alcides Silveira lo estaba persiguiendo por todos lados a Corbatta y no lo dejaba tocar la pelota. Por eso, el Loco se escondía detrás de los policías que estaban al borde de la cancha.
  • Cuenta la leyenda que en un partido en Avellaneda contra Rosario Centra fue tal el baile que le dio Corbatta al marcador, que éste cuanto término el partido lo fue a buscar muy nervioso y le dijo “Vos allá en Rosario no salís vivo”.
  • Era analfabeto, pero muy difícil era que alguien lo encontrara sin un periódico bajo el brazo. Quizás en su fuero interno pretendía tener por lo menos una "cultura de periódico".
  • A nadie respetaba más que a Pedro Dellacha, su capitán en Racing y en la Selección, quien le enseñó a firmar garabateando su apellido.
  • Silvio Quintero debutó el día en que el Tolima recibió la peor goleada como local de toda su historia. Corbatta, jugando entonces para el Medellín, le hizo cinco de los ocho goles que le metieron al Tolima, por tres del local.
  • Federico Vairo, notable zaguero de River Plate, cuenta de él:
  • En una ocasión, ni bien empezó el partido se me había parado al lado mío y se me quedó ahí, lo que ya me ponía nervioso. De pronto me miró y me dijo ¿Cómo anda tu madre?... ¿y de la vida de tu hermana qué es? A lo que le respondí ¡Callate y jugá!... Cuando termine el partido "nos vemos afuera" si tenés algo que decirme... Con eso se calló la boca y me dejó de embromar.
    Tras finalizar el encuentro, mientras nos estábamos duchando golpearon la puerta del vestuario. ¡Era él que me venía a buscar! Salí con toda precaución... y vi que quería charlar conmigo en serio, venía a invitarme al vestuario para tomar algo porque cuando intentó hacerlo inicialmente en el campo me había enojado”.
  • Pese a su fama, era incapaz de hablar con una mujer. Por eso, sus compañeros le presentaron a una amiga de todos. "Una chica que hacía la calle", se decía entonces. Corbatta se enamoró de ella. Y fue su mujer durante largo tiempo. Con esa rubia se casó en 1959. Se fue a vivir a Banfield y tuvo una hija. Pero un día regresó de una gira y no encontró nada. Su casa había quedado vacía, sin las arañas, sin los muebles, sin las canillas.
Corbatta tuvo tres casamientos más y tres hijos (Cristina, Omar Oreste y Liliana).
"Con la primera me fue muy mal; con la segunda me fue mal; con la tercera mal y con la cuarta, mal. Las cuatro me sonaron, pero las quiero lo mismo".


  • Eran famosas sus farras, que lo hacían llegar borracho a los partidos.
  • Cuando llegó de Chascomús (Juverlandia lo vendió en 14.000 pesos) era un chico que casi no hablaba, generoso y peleador. Que, cuando lo fueron a buscar, se escapó por los fondos y se lo tuvieron que llevar a la fuerza. Y como nunca le pagaron los 2 mil pesos que les correspondían, ya en Boca, en un amistoso en Chascomús, se fue a la bicicletería del presidente de Juverlandia y empezó a romper todo. "Paré cuando sumé los 2 mil pesos que me debían", explicó.
  • Cuando llegó a Racing no llevaba maleta; sólo lo que tenía puesto. Y desde entonces comenzaron a llamarlo el Loco.
  • Su otro hogar era el hospital Fiorito, donde de vez en cuando terminaba internado. Y desde la cama 129 miró la consagración de Racing en Belo Horizonte, por la Supercopa 88. "Me hubiese gustado estar con los pibes. Perdí lo último que quería hacer".
  • Varios hinchas de Boca e Independiente eran socios de Racing sólo para verlo a Corbatta.
  • En 1956, en un partido amistoso entre Argentina y Uruguay, en Montevideo, comenzó a hacer malabares y se daba tremendo banquete con el duro Pepe Sasía, al que paseaba como a un bebé. Otro uruguayo, para bajarle el atrevimiento, le propinó un patadón y lo dejó retorciéndose en el gramado. Entonces, con la apariencia de darle consuelo, se acercó Sasía y le pegó un puñetazo en la boca. Desde aquel día, a la sonrisa de Corbatta le quedaron faltando dos dientes.
  • En una gira previa al Mundial de Suecia, un fotógrafo lo retrató durmiendo sobre un banco del vestuario siete minutos antes de salir a enfrentar a Checoslovaquia.
  • Siempre recordaba Tita Mattiussi aquella vez que una de sus mujeres lo invitó a una fiesta. Racing jugaba al otro día contra Independiente. El Loco se escapó de la concentración saltando un portón. A las seis de la mañana, Tita le abrió la puerta y le hizo dar tres baños de agua fría. En el vestuario, le dijo a Belén: "No me pases la pelota que no la veo". Estaba mareado, apenas se podía sostener en pie. "Me desperté, jugué como una bestia e hice dos goles", contó después el Loco.
  • En una gira de Boca por Europa, le encargaron a Carmelo Simeone que lo marcara de cerca. El Cholo decía que a su lado, Corbatta no tomaba. Hasta que un día se llevó la sorpresa: abajo de la cama había una pila de botellas de cerveza todas vacías.
  • De los cuatro millones que había ganado en Racing, sólo le quedaba una casa en Florida. Y del pase a Boca, que se había hecho en 1963 en 12 millones, no guardaba ni una moneda. Se refugiaba en algún bar cercano al Hospital Fiorito. Y dormía en un cuartito debajo de una tribuna, sobre dos cajones viejos. "Vino mi hermana a buscarme, pero no quiero ir a La Plata. A la noche me llevo una revista, miro las fotos, me distraigo un rato y me quedo dormido. Me la gasté toda. Di mucho sin mirar a quién", contaba.Mientras Racing le pagó un sueldo equivalente a la cuota de 100 socios y un hotelito en Capital, cerca del Obelisco, siguió adelante. Fue durante 1983. Poco tiempo antes había presentado un cuadro de cirrosis avanzada. Era el principio del fin. "Borracho como una cuba, murió en la ruina total", cuenta Negri. Los hinchas le demostraron su amor. El se reía, pedía plata para ir a tomar algo y contaba alguna anécdota con la mente perdida.
  • "En 1957 jugué en Independiente y de cinco penales atajé cuatro. Uno a Omar Oreste Corbatta. El partido estaba empatado, le agarré la pierna a él y fue penal. En una revista había dicho que iba a hacer un gol, tomó la pelota y la besó mirando a la hinchada de Racing. Vino corriendo y yo amagué para un lado, me tiré para otro y la atajé. Entonces le dije que le diera un besito a la pelota y me insultó de la bronca que tenía”, evoca Julio Cossi.
  • Corbatta era un futbolista imprevisible, buena prueba de ello es la jugada que realizó una tarde en la cancha de Chacarita Juniors, con la pelota en su poder, realizó un curioso slalom en el que regateó a adversarios desde la línea del campo rival hasta su propia área. Los corazones racinguistas dejaron de latir por un instante y no lograban comprender que estaba haciendo. Corbatta pisó el balón, giró y comenzó a eludir nuevamente a los jugadores de Chacarita logrando salir de esa situación tan peligrosa y enarbolando una nueva situación de ataque tras pasarle la pelota a Maschio.
  • Cuando llegó a cambiarse al vestuario por primera vez Cárdenas se sentó al lado de Oreste. Éste, entonces, este le preguntó "¿Vos sos el santiageño Cárdenas?" "Sí," le respondió con timidez, "soy yo". Entonces Oreste le dijo “Desde ahora te van a decir el Chango Cárdenas”.
  • En una ocasión en la cancha de Ferro se recostó contra la raya, no tenía ganas de jugar y estaba enojado. Un fotógrafo que había ido para sacarle una foto haciendo un gol le dijo: “Dale Corbatta, jugá que te sacó una foto”. Corbatta dijo: “Si me la sacás, juego”. Al rato tomó la pelota, se sacó tres rivales de encima e hizo un golazo. Corbatta fue hacia el fotógrafo y le dijo: “¿Sacaste la foto?”, a lo que el hombre respondió: “No, recién prepare el rollo”. Corbatta lo insultó, se quedó de vuelta contra la raya y no la tocó más por el resto del partido.
  • El 9 de julio de 1963 Boca fue a jugar unos de esos amistosos de fechas patrias a Río Cuarto. Su rival era Atenas de esta ciudad. Corbatta de penal hizo un gol para Boca. La imagen inolvidable fue la de Don Calixto ,el peluquero del barrio, con una cartulina blanca y letras grandes escritas con tiza de grasa negra que decía “Corbata, muchas gracias”. Calixto era uno de los más reconocidos hinchas de Racing. Oreste Corbata vio el cartel y se arrimó al alambre para saludar al viejito que no podía creer lo que pasaba.
  • Corbatta era vago para entrenar y llegaba sobre la hora a los partidos, entonces no lo ponían, pero El Loco sabía que la gente lo quería y entonces la hinchada empezaba a cantar que querían que juegue Corbatta y “El Garrincha Argentino” entraba a jugar.
  • En Neuquén, el 27 de noviembre de 1972, Confluencia jugaba un amistoso contra Italia Unida de Río Negro, en una pérdida y polvorienta cancha. Un partido de escasa trascendencia, con muy poco público, con una pobre exhibición de fútbol. Fue penoso. Hacía un año que Oreste Osmar Corbatta jugaba en Italia Unida. Le había parecido mejor esconderse en General Roca. Allí apenas conocían su fama. De entrada divirtió con su arte, pero después vino el derrumbe, hasta ser motivo de burla. Aquella tarde, lo insultaron como de costumbre, y Corbatta respondió. La barra se le fue encima. Corbatta terminó en el hospital, sus compañeros le habían salvado la vida.
  • El plantel del Mundial 1958 estaba integrado, entre otros por Amadeo Carrizo y el Loco Corbatta. Carrizo le decía al Loco que el era capaz de atajarle varis penales, mientras que “El Dueño de la Raya” decía que era imposible. Acordaron ejecutar 50 penales: si Amadeo atajaba diez era el ganador, de lo contrario lo sería Osmar. El día del enfrentamiento fue esperado por todos, y después de un entrenamiento Corbatta y Amadeo se encontraron en un arco de la cancha de entrenamiento. Todo el plantel e incluso el cuerpo técnico actuaba como público. Finalmente, Corbatta convirtió 49 goles y estrelló el penal restante contra el palo. Se retiró victorioso y fue el padre de todas las cargadas contra Carrizo.
Juan Antonio Fornasier


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