Se cumplen 110 Años desde aquel 25 de Marzo de 1903. El orgullo de los Racinguistas está a punto de convertirse en la fiesta del fútbol.
Refiriéndose al Amateurismo, RACING fue el único equipo en ganar 7 títulos consecutivos (1913-1919). Luego repitió en 1921 y 1925. Parece que hubieran pasado siglos, pero era junio del año 2000 cuando Manuel Blanco, el sucesor de Rubén Bravo en los años cincuenta, dijo llorando: “Si les pudiera dar un poco de mi sangre a los jugadores de ahora, se la daría, aunque se me fuera la vida. No puedo creer a lo que llegamos. Si se levantaran Ochoa o Perinetti, se morirían otra vez".
Un año y medio después, Ochoa, Perinetti y todos aquellos ídolos de la etapa amateur, pudieron estar tranquilos. Tras una noche de casi 35 años, apenas iluminada por la Supercopa de 1988, Racing mira otra vez el cielo despejado, aprieta los puños y le dedica también a ellos la gloria recuperada. Racing, el que arrasó con todos los récords desde 1913 hasta 1925 y luego estuvo 24 años sin ganar títulos; el primer tricampeón nacional, el primer campeón intercontinental argentino, el que llegó a alquilar su equipo y a poner en remate a sus jugadores, el que estuvo al borde de desaparecer. RACING Club de Avellaneda: un grande acostumbrado a las resurrecciones.
El campeonato llegó por una suma de coraje, anhelos, solidaridad y otros milagros; por una perseverancia puesta a prueba durante décadas. A nadie le interesa, en estas horas de desahogo, el estilo futbolístico de hoy. Pero muchos recordarán los comienzos del club, aquella etapa brillante en la que Racing obtuvo siete torneos seguidos entre 1913 y 1919 (cuatro de ellos invicto) y repitió en 1921 y 1925. En esa época se jugó y se ganó también, el apodo Academia y la convocatoria masiva de hinchas apasionados. En 1912, cuando el equipo aún no había ganado nada, una multitud agotó los pasajes de los vapores que cruzaban el Río de la Plata para verlo contra River de Montevideo, por la final de la Copa de Honor. Ganaron
Racing afilió a la Argentine Football Association en 1905 y comenzó a jugar en la Tercera División (segunda categoría).
Tres años después estuvo a punto de ascender, pero perdió dos finales contra River. En 1910 no desperdició la nueva chance: el 19 de diciembre le ganó 2 a 1 a Boca en cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. El equipo, que todavía usaba camiseta con franjas horizontales, formó con Nicanor Fernández; Juan Seminario, Alberto Allan; Enrique Winne, Juan Ohaco y Angel Betular; Ignacio Oyarzábal, Alberto Ohaco, Emilio Firpo, Pablo Frers y Juan Perinetti. “El partido en su faz general fue bueno, venciendo el mejor cuadro. Racing jugó con sumo entusiasmo todo el match, y Boca Juniors pareció desmoralizado en el segundo tiempo”, publicó el diario La Nación al día siguiente.
En RACING se destacaban el wing izquierdo, Juan Perinett,i y el multifuncional Alberto Ohaco (jugó en todos los puestos, incluso el de arquero), que sería capitán del equipo durante los siete torneos triunfales. Su ética hoy causa asombro: en un partido contra Estudiantil Porteño, Ohaco corrió al árbitro y le pidió que anulara el gol que él mismo había hecho con la mano. “Había mucho honor puesto en el juego, un respeto excesivo. Por supuesto que aún no existían tarjetas amarillas ni rojas. Si algún jugador cometía una falta severa, era muy común que lo echara el capitán de su propio equipo”, explica Jorge Iwanczuk, autor de libro “Historia del fúbol Amateur de la Argentina” y ex profesor de Historia del Fútbol en la escuela de técnicos.
El debut en Primera fue el 7 de mayo de 1911: Racing empató
En 1912, con Alumni ya disuelto, hubo un cismo en el fútbol argentino. Algunos clubes, como Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires o Porteño, cuestionaron las retribuciones (no monetarias) que se les daba a ciertos jugadores y fundaron la Federación Argentina de Football.
En la Argentine Football Association –que pasó a llamarse Asociación Argentina de Fútbol- quedaron Racing, River, Boca, Ferro, Banfield y Quilmes, entre otros. Se vislumbraba el nacimiento del “amateurismo marrón”: los jugadores empezaban a recibir algunos beneficios que le permitían dedicarse de lleno al fútbol. El fútbol dejaba de ser de elite, de extranjeros con buena posición económica, y se tornaba masivo. Racing era el primer gran equipo criollo, con más apellidos italianos y españoles que ingleses. Gran parte de sus hinchas provenían de la clase trabajadora.
Ese año, el campeón de la Asociación fue Quilmes, que jugó con algunos ex jugadores del desaparecido Alumni. Racing quedó tercero. El club, entretanto, seguía creciendo en lo institucional: se preparaba con entusiasmo para el provenir. Alejandro Carbone, hermano de Luis y socio número uno, reclutó a más de cuarenta socios –hombres y niños- que se dedicaron ocho horas al día a remodelar la cancha sin cobrar un peso. “Dentro de poco, Racing será una potencia de nuestro fútbol. Por eso debe tener una cancha a nivel de su futura grandeza”, dijo el dirigente.
En 1913, Racing, que tenía 928 socios, empezó a imponer su fútbol con un plantel en el que estaban Muttoni, Arduino, Ochoa, Reyes, Viazzi, Olazar, Betular, Vivaldo, Ohaco, Marcovecchio, Hospital y Perinetti. Ganó 17 partidos, empató 1 y perdió 2: terminó primero en la zona A junto a River, al que venció 3 a 0 en el desempate. Luego derrotó 2 a 0 a San Isidro, puntero del grupo B. Así, en el medio del delirio en Avellaneda, Barracas y otros barrios, ganó el primer campeonato de su historia. Convirtió 52 goles y recibió 6. “Racing tenía dirigentes de muy buen nivel económico; algunos eran gerentes de bancos de Avellaneda. Con el tiempo, empezaron a ofrecerles contraprestaciones, como por ejemplo trabajos, a los jugadores. Así consiguieron que se prepararan más. Y Racing se convirtió en un club muy poderoso: mató a todos en la década del 10 y parte de la siguiente”, dice Iwanczuk.
Como el resultado no se modificaba, se convino poner en práctica lo que hoy se llama gol de oro o muerte súbita: sino, todavía estarían jugando. Marcovecchio convirtió a los once minutos. Los jugadores de Racing festejaron el título internacional al borde del desmayo.
Si la campaña de 1913 fue muy buena, las de los años siguientes fueron brillantes. El torneo de 1914 empezó con un conflicto: el arquero Carlos Muttoni fue expulsado del equipo, por “extralimitarse” en sus pedidos de botines nuevos. Los dirigentes habían estimado “incorrecta y atentatoria contra el amateurismo la actitud asumida por él”. Pero el equipo, ya con Zoilo Canaveri, ganó el campeonato invicto, con once victorias y un empate en doce partidos. Además obtuvo la Copa Ibarguren al vencer a Rosario Central 1 a 0. Y, en partidos internacionales, venció al Torino 1 a 0, con gol de Ohaco.
En 1915, año en que se escrituraron los terrenos donde hoy está la sede de Avenida Mitre, Racing volvió a ser campeón invicto. La Asociación y la Federación se habían fusionado: 25 equipos participaban en el torneo único. La Academia ganó 23 partidos y empató 2, contra Ferro y San Isidro. Sobre 48 puntos en juego, consiguió 46. El partido final, un desempate contra San Isidro, se jugó en cancha de independiente: allí Racing –que terminó con 93 goles a favor y 5 en contra- volvió a salir campeón. Una de las tantas costumbres de la época.
Al año siguiente, llegaron a Primera muchos jugadores que se destacaban en las ligas menores: Marcos Croce, Ricardo Pepe, Enrique Macchiavelo, Albérico Zabaleta y, poco después, Natalio Perinetti, de 16 años, wing como su hermano Juan. En una entrevista que le hicieron a comienzos de los setenta, Perinetti dio datos que hoy asombran: que no había técnico, que la comisión directiva formaba el equipo y que “Ohaco, al que todos respetábamos como jugador y como caballero, dirigía desde dentro del terreno”. También dijo que al final de los partidos los futbolistas de ambos equipos se reunían para tomar whisky. “Una vez, Juan Brown, que había sido mi cancerbero en el encuentro, no me dejó tomar después porque yo era muy chico. Pícaro, como siempre, me dio caramelos”.
El RACING invencible salió campeón por cuarta vez consecutiva aquel 1916, seguido por Platense, River y Gimnasia de La Plata. En 1917, el resto de los equipos jugaba para decidir quien saldría segundo. RACING fue el campeón, como en los cuatro años anteriores y sólo perdió un partido: 1 a 0, contra independiente. Convirtió 54 goles y le hicieron 4. River y Boca fueron segundo y tercero. En 1918 y 1919 la superioridad de la Academia era tan amplia que abrumaba. Racing fue dos veces campeón invicto; en 1919, cuando jugó en la recién creada Asociación Amateurs, tras una nueva escisión en el fútbol argentino, ganó todos los partidos y logró el puntaje ideal. Además, se quedó con la Copa Aldao al vencer a Nacional y Peñarol. Los números de esos siete años de vacas gordas son impactantes: jugó 127 partidos; ganó 109, empató 13 y perdió 5, menos de uno por año.
La Primera Guerra Mundial había transcurrido entera. La Revolución Rusa había conmovido al mundo; la Semana Trágica, al país. Roque Sáenz Peña, Victorino de la Plaza e Hipólito Irigoyen se habían sucedido en la presidencia argentina. Racing seguía siendo campeón, con un récord que jamás será igualado. Muchos buscaron las claves de tal encadenamiento de triunfos. En su libro “Racing, Academia 1966” , el periodista Eduardo Rafael sostiene que Antonio Capurro –capitán del equipo de 1907 y 1908- le había regalado un libro de yoga a Luis Carbone y que éste les hacía practicar ejercicios respiratorios a los jugadores. En la época amateur, el equipo ya se concentraba y se entrenaba en Avellaneda. Según Rafael, algunos, como Betular, no practicaban porque debían trabajar. Otros, como Ohaco, sólo aceptaban dar una o dos vueltas a la cancha, en el mejor de los casos. Otros, como Juan Perinetti o Marcos Crose, eran verdaderamente fanáticos del ejercicio.
A fines de esta década gloriosa se sumó al equipo Pedro Ochoa, Ochoíta, un jugador-malabarista que formó una dupla muy talentosa con Natalio Perinetti. “Hacer como Ochoíta / de media cancha un gol”, cantó Carlos Gardel en el tango Patadura. En un café de calle Corrientes, El Zorzal llegó a decirle a Raimundo Orsi, puntero de independiente: “Yo soy de RACING, pibe. Ahí juega Ochoíta, un fenómeno. Sacate el rojo, Mumito, ¿no ves que ese color te queda mal? Venite a Racing. ¿Sabés lo que serían Ochoíta y Orsi juntos?”
A fines de esta década gloriosa se sumó al equipo Pedro Ochoa, Ochoíta, un jugador-malabarista que formó una dupla muy talentosa con Natalio Perinetti. “Hacer como Ochoíta / de media cancha un gol”, cantó Carlos Gardel en el tango Patadura. En un café de calle Corrientes, El Zorzal llegó a decirle a Raimundo Orsi, puntero de independiente: “Yo soy de RACING, pibe. Ahí juega Ochoíta, un fenómeno. Sacate el rojo, Mumito, ¿no ves que ese color te queda mal? Venite a Racing. ¿Sabés lo que serían Ochoíta y Orsi juntos?”
En el torneo de 1920, RACING no tuvo a Orsi pero sí a muchos lesionados: Marcovecchio, Castagnola, Macchiavelo, Ochoa, Juan Perinetti, Olazar y Reyes. Y, aunque el equipo no pudo mantener una línea de juego, terminó segundo, detrás de River. Un año después se invertirían esos puestos y volvería la gloria: Racing fue campeón, a 12 puntos de River y a 13 de independiente. Ganó 30 partidos, empató 6 y perdió 2. Hospital, el estratega, sufrió una lesión importante; Juan Perinetti se había retirado.
El plantel estaba integrado por Croce, Castagnoli, Reyes, Macchiavello, Olazar, Riccitelli, Natalio Perinetti, Ochoa, Hospital, Zabaleta, Marcovecchio, Ungaretti y Rey.
El plantel estaba integrado por Croce, Castagnoli, Reyes, Macchiavello, Olazar, Riccitelli, Natalio Perinetti, Ochoa, Hospital, Zabaleta, Marcovecchio, Ungaretti y Rey.
En 1922 fue campeón independiente, aunque RACING le ganó 3 a 2 el 4 de junio, ante 18.000 espectadores con trajes y sombreros. En la revancha, el 10 de diciembre, independiente ganó 4 a 2. Ese año y el siguiente, RACING fue cuarto; en 1924, sexto. La gloria volvió en 1925: con excelentes partidos de Ochoa y Perinetti, el equipo fue campeón y le sacó cinco puntos a San Lorenzo. El goleador fue Luis Batz, seguido por Ochoa y Rey. En el último partido, contra Excursionistas, Racing formó con Croce; Castelli, Seregni; Masetti, Tassara, Albarellos; Perinetti, Ochoa, Carreras; Martínez y Rey.
Luego hubo jugadores notables, de nivel internacional, como Fernando “El Marqués” Paternóster, José “Pechito” Della Torre, José “Cortina Metálica” Bottaso o Antonio de Mare, quien al caminar por Avenida Mitre evitaba la vereda de la sede de loa amargos.
Pero los títulos fueron esquivos: Racing no volvió a ganar un torneo hasta 1949, tras una mala racha de 24 años que entonces parecía insuperable. Vendrían tiempos peores. Como el de hace unos años, pero eso es también es pasado, gracias a este Apertura 2001 que ya entró en la mitología. Para Ochoa y Perinetti, que están en paz. Para Blanco y los hinchas que remontaron tantas tardes difíciles.
Brindo por la academia, en estos 110 Años y los invito a ver y escuchar como muchos hinchas lo hacen a diario.
Juan Antonio Fornasier
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