Con motivo de los 110 años de nuestro querido Rácing Club -
Esa Locura Rácing prepara 6 capítulos semanales para recordar nuestros
orígenes.
Recordamos a Dante Panzeri ex director de El Grafico que
dijera en una oportunidad "Los Clubes que ignoran o no recuerdan su
historia y a sus ídolos están destinados a desaparecer"
PARTE PRIMERA: http://www.esalocuraracing.com.ar/2013/03/nuestros-origenes-parte-primera.htmlPARTE SEGUNDA:http://www.esalocuraracing.com.ar/2013/04/nuestros-origenes-segunda-parte.html
PARTE TERCERA
La Era amateur Como todo club que en torno al fútbol, las
primeras actividades de la institución estuvieron estrechamente ligadas a ese
deporte.
De hecho, Racing nació por las inquietudes de varios
muchachos que lo que querían era unirse formalmente para jugar a la pelota bajo
una misma denominación oficial. Fue así como a poco de haberse fundado el club,
el 25 de marzo de 1903, comenzaron los partidos amistosos. Era el principio de
lo que sería, años más tarde, el supercampeón de la era amateur, un conjunto
inolvidable, récord del futbol argentino.
Del primer cotejo no hay muchas noticias. Por las
informaciones de la época, se podría decir que se realizó en una cancha que
estaba donde hoy se encuentra la Sociedad Rural y que los comentarios dicen que
Racing se impuso por 2 a 1 a Royal.
Los primeros años de vida de Racing no fueron nada fáciles.
A los sueños de grandeza había que darles forma con hechos. Hacía falta tiempo,
paciencia y mucho ingenio. Durante los primeros tiempos, tal cual se había
conversado en las primeras reuniones, la novel entidad se mantuvo gracias al
aporte de los socios mediante el pago de la cuota mensual.
Racing utilizaba una casaca enteramente blanca, que cambió
el 25 de julio de 1904, luego de una reunión de la comisión directiva en la que
se resolvió que fuera amarilla y negra a bastones, como la de Peñarol, moción
que triunfó por sobre las combinaciones de verde y blanco, y de azul y blanco.
Esa casaca, sin embargo, duró apenas una semana y fue
reemplazada por un diseño propuesto por el entonces presidente, Luis Carbone:
en el frente tenía cuatro cuadros, dos celeste y dos rosa; la parte dorsal era
completamente celeste. La primera década del nuevo siglo se iría con ese
modelo, evocado muchos años más tarde, en la camiseta con la que Racing volvió
a consagrarse campeón después de 35 años, en el Apertura 2001. Ese modelo tenía
una fina línea rosa, en homenaje a esos colores iniciales. Además, en 2005 tuvo
esa camiseta como tercera alternativa, a modo de homenaje, y la utilizó un vez,
en su encuentro ante Instituto.
Juan Hospital |
Lo mejor empezó en 1905, cuando Racing Club se afilió a la
Argentine Football Association y comenzó a participar del torneo de ascenso.
Durante los años del amateurismo era normal que los mismos futbolistas fueran a
la vez los dirigentes. Así que se comenzó con un proceso de adaptación lógico,
que llevó su tiempo.
Para entonces, Arturo Artola le había dejado la conducción
de la flamante institución a Pedro Werner, que fue presidente entre 1904 y
1908. Carbone se hizo cargo de la presidencia en 1909 y Werner regresó al cargo
un año después, en un año fundamental para el progreso de Racing, ya que se
logró el ansiado ascenso.
Poco a poco, el club que todavía no era la Academia seguía
creciendo, con el esfuerzo de cada uno de los socios. Todavía, sin embargo,
Racing no tenía gran fuerza en la Asociación. Como club puramente criollo,
apoyó la intención de otros clubes de que las sesiones fueran en castellano,
pero fue una propuesta que, inicialmente, no prosperó ante el poderío vigente
de los ingleses.
Aunque fue cuestión de esperar apenas un año más, ya que el
futbol se “argentinizaba” a cada paso. Así fue como en 1906, el ente rector del
futbol pasó a llamarse Asociación, aunque en los libros pasó a llamarse
oficialmente Asociación Argentina de Football sólo en 1912. Los criollos
empezaron a dominar el futbol, algo que, años más tarde, profundizaría Racing
con una marca deportiva indeleble.
Del almacén de Mitre y Mariano Acosta, Racing pasó a
efectuar sus sesiones en un nuevo lugar, situado a pocos metros, en Belgrano y
Mariano Acosta. La flamante adquisición racinguista, sin embargo, no tenía ni
siquiera la cantidad de sillas necesarias, por lo que los integrantes de la
comisión directiva se turnaban en el uso de las mismas.
Mientras duraron los años del ascenso, Racing institución
aprovechó para consolidarse. El crecimiento, gradual y constante, se dio con
pies puestos sobre la tierra, con ambiciones medidas, justas, realistas. Claro
que, en tanto y en cuanto la solidez lo permitiera, los objetivos se volvían
más amplios y generosos.
Por suerte, Racing contaba con buenos valores y ya en 1908
se llegó a la primera final por un lugar en la máxima categoría. El encuentro
frente a River Plate se desarrolló en la cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos
Aires, que favorecía netamente la afluencia de público de River, que
rápidamente se instaló en el estadio, lo que impidió el acceso de los fanáticos
que habían ido desde Avellaneda. Racing perdió 2 a 1, los jugadores fueron
duramente hostigados durante todo el encuentro y el público invadió en
reiteradas ocasiones el campo de juego. Por eso, Racing presentó una queja
formal, que tuvo éxito e hizo que la final se repitiera. Claro que, con varios
lesionados, la cuestión fue peor y el equipo perdió por 7 a 1.
El Racing que se desempeñaba dentro de las canchas tenía la
jerarquía necesaria como para luchar por el ansiado ascenso a la máxima
categoría. Pero también, muchos de los jugadores, que a la vez eran dirigentes,
eran respetados.
En el aspecto interno, las buenas manos de estos hombres se
veían reflejadas en la paulatina evolución. Al 1º de enero de 1909, el club
tenía 251 socios, el equipo había vuelto a jugar en los terrenos de “La Feria”,
el mercado de Colón y Alsina, y se contaba con el fundamental apoyo económico
de una importante familia de la zona, los Barceló. Además, para esa temporada
que se iniciaba se inscribieron dos equipos, uno “A” y otro “B”, para la Copa
Campeonato y para la Copa Competencia.
En 1909 se volvió a alcanzar las instancias finales, pero
fue Gimnasia el que se quedó con el halago. Para entonces, el club inscribía
dos equipos en los torneos, uno “A” y uno “B”. Obviamente, fue el “A” el que
quedó cerca del ascenso.
Pero no faltaba mucho, porque en 1910, en el año del
centenario de la Revolución de Mayo, Racing consiguió su lugar en la categoría
máxima del futbol. En este caso, la final fue frente a Boca Juniors, también en
la cancha de Gimnasia y Esgrima, con el arbitraje de Héctor Alfano.
Unas 4000 personas colmaron las tribunas. Alberto Ohaco, a
los 13 minutos del segundo tiempo, llenó su garganta de gol y permitió el
desahogo de la parcialidad racinguista. Antes habían anotado Pastor, para Boca,
y Frers, para Racing. Ese día, el equipo formó así: Fernández; Seminario,
Allan; Winne, Juan Ohaco, Angel Betular; Oyarzábal, Alberto Ohaco, Firpo, Frers
y Perinetti.
El año siguiente fue muy importante para Racing. El envión
resultante del ascenso fue acompañado, por ejemplo, por nuevas obras en el
estadio de Alsina y Colón. En realidad, esto era una característica del Racing
de esos años. En 1910 volvió a la presidencia Pedro Werner y la comisión
directiva aprobó la reafiliación de Alfredo Lamour, el guardavalla que había
sido expulsado de la institución por “mala conducta deportiva”.
Y se tomó una decisión que
marcaría el destino glorioso de la entidad: se eligieron, desde ese año y para
siempre, los colores celeste y blanco para la camiseta, todo un buen augurio
que se cristalizaría meses después con la llegada a la máxima categoría del
futbol argentino. Lo que hubo que lamentar ese año fue el robo de copas y
premios por el equivalente a 250 pesos aproximadamente.
Hasta la próxima semana -
Juan Antonio Fornasier
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