La nebulosidad de ideas que los jugadores de Racing
habían presentado en sus últimas actuaciones nos abrieron interrogantes en
cuanto a su performance. Zubeldía, coherente con su discurso, decidió cambiar
el planteo táctico para volver a la senda del triunfo. Entre el trajín y sus
incertidumbres, intentamos escudriñar que es lo que el joven técnico decidirá:
¿Jugará así de ahora en más? ¿Los jugadores de Racing no están para más que para
estar a la expectativa de lo que el rival produce?
Los resultados positivos, más en situaciones iniciales,
más contra eternos rivales, son demagógicos. Nos seducen, nos tergiversan la
realidad en algo que no es. Cuando Racing intentó proponer en todos los partidos
como en último paso de Basile, nos deleitó con fragmentos de buen fútbol, pero
la improductividad de goles como el déficit defensivo nos terminó por cansar. El
practicismo de Simeone nos terminó por aburrir, la cosecha de puntos era mayor,
pero en el afán de rescatar puntos, los jugadores se olvidaban de jugar, y para
ganar primero hay que jugar. Con el 51,4% de los posibles puntos (31) en el
Apertura 2011, los números del Cholo no son muy distantes a los de Miguel Ángel
Russo (50% de los puntos), que en el Clausura (asume en la fecha cinco con solo
tres puntos) y el Apertura 2010 consiguió 29 puntos en ambos torneos.
Entonces Zubeldía encuentra resoluciones pedagógicas para
sus problemas. Sabe que tiene un condicionante, que es la falta de tiempo de
trabajo. Sin renunciar al exitismo que nosotros exigimos día a día, propone un
modelo de juego moderno. Las derrotas sufridas ante rivales de mayor solidez
dejaron enseñanzas; Racing propondrá desde el arranque siempre y cuando le sea
beneficioso. Es decir, buscará los tres puntos pero siendo consciente del rival
y sus características. La concesión del balón frente a River es circunstancial:
ante una parcialidad local impaciente y a la espera de victorias, otorgarle el
mando del partido a un equipo sin generación de juego clara, es lo más perspicaz.
El tándem Zuculini-Pelletieri terminó por quebrantar cualquier atisbo de
lucidez que pudieran llegar a tener los creadores futbolísticos rivales,
mientras que la posición de un Villar incansable generó el cambio del uruguayo
Carlos Sánchez, posteriormente silbado por la hinchas riverplatenses.
En el horizonte de la semana se encuentra el tercer
clásico del torneo. Un equipo que de a poco encuentra como aplicar el
funcionamiento a los resultados intentará devolverle la alegría a las
apasionadas voces académicas. El planteo del encargado de dirigir los recursos
futbolísticos racinguistas será acertado siempre y cuando sea respetuoso con su
filosofía laboral: La grandeza se forja paso a paso, el éxito es una
consecuencia.
Manuel Fernández Lemos
No hay comentarios:
Publicar un comentario